viernes, 15 de enero de 2010

Too good to be true?

Buscar piso en Londres y no morir en el intento. Ja!

Qué ingenua fui al pensar que podría sentarme tranquilamente y en una tarde encontrar no solo un piso cerca de Heathrow, sino además barato y con todas las comodidades que 2 young professionals como V y como yo podríamos necesitar.

Imbécil.

En mi alegre fantasía no imaginaba que tendría que tratar con los cientos de anuncios trampa que se esconden en páginas como gumtree o craiglist. Fotos que bien podrían aparecer en revistas de decoración de interiores, precios que ni en las rebajas y además incluyendo gastos e impuestos, hicieron que yo, una novata en el mundo de la inmobiliaria sintiese que había ganado la lotería página tras página.

Imbécil.

He perdido la cuenta de la cantidad de emails que habré mandado a estos cazadores de almas necesitadas, como la mía, sedientos de nuestros pocos ahorros y listos para atacar a la próxima víctima que se interese por su cebo.
Siempre la misma historia: vivo en Dinamarca, me mudo por trabajo y necesito alquilar el piso lo antes posible, estoy de viaje y no te podré enseñar la casa, necesito saber que estas interesada al 100%.... y por fin el tan esperado: mándame 200libras por Western Union...

Imbécil.

48 horas llevo rastreando y no estoy segura de haber llegado a contactar con algún propietario legítimo.
Y lo peor de todo...
Londres no ayuda: te encuentra, te atrapa, te absorbe, te ciega... para poder hacerte las mil y una, y tú estás ahí, dispuesto a seguir aguantando. Porque al fin y al cabo es Londres, capital entre capitales, ciudad de sueños flotando entre un glorioso pasado y un esperanzador futuro, y para ti ya es tarde, ya estas enamorado.

Imbécil, así es como me siento.

S.

martes, 5 de enero de 2010

Destination: Basingstoke

Hacía tiempo que no disfrutaba de un buen amanecer. El Sol se despertaba con su dorada lentitud aunque él hacía ya bastante que sabía que venía, puesto que su color anaranjado se reflejaba en las varias capas de nubes que habitaban el cielo en esa gélida mañana de Enero.

Al salir el tren de la estación de Waterloo, aunque inadvertida por completo, la aguja horaria de su reloj completaba su primer ciclo desde que cerró la puerta del estudio en Anson Road.

Tras haber incumplido su propia norma de ir siempre en autobús para iniciar su viaje en metro, con el único objetivo de ganarle tiempo al día y alargar el suyo a los brazos de Morfeo, llegó a la estación de tren. Vistazo rápido a las pantallas de próximas salidas y ahí lo encontró... Próximo objetivo: Basingstoke. Un viaje de 45 minutos con el que de nuevo confirmó  su afirmación de que el transporte público es caro, y el tren inglés no debe de andar lejos de lo alto del podio. Pero ese día el precio no importaba.

Acomodado en el vagón del tren, sentado en su asiento rojo disfrutó del contraste entre un cielo despejado y un paisaje nevado, atípico de esas tierras. El Sol, que ya mostraba su cara al completo, jugaba a dejarse entrever por detrás de los árboles que acompañaban al tren en su camino, para esconderse y reaparecer de nuevo tras uno u otro montículo. Pasadas las dos primeras estaciones dejó de ver la contínua sucesión de aviones que iban hacia o salían desde el que por su dirección creía era el "London City Airport".

Desde ese momento su mente se limitó a relajarse a la espera de algo nuevo, algo diferente y a su parecer, divertido. Es que no todos los días te toca madrugar y vestir bien para conseguir trabajo con EasyJet...

Tal vez no fuera lo que vino buscando y desde luego no sería su objetivo final, pero la posibilidad de trabajar de Cabin Crew (también azafato, TCP, flight attendant, según se prefiera) significaba algo más que romper con la monotonía. Era una dosis nueva para saciar su sed de aviones, con algo de suerte un "trailer" de su futura vida, una nueva esperanza.Abstraído en sus pensamientos, por poco se pasó de largo la parada, así que bajó del tren de un salto, notó el frío aire fresco en su cara y comprobó la hora. Tenía bastante tiempo para un chocolate caliente antes de empezar a buscar el lugar de la entrevista.

[...]

Mismo tren, misma ruta, pero esta vez el cielo se ve nublado desde su asiento rojo y el paisaje que le despertó esa mañana, ahora corría a la inversa, como si alguien rebobinara la cinta de su día a día para dejarlo todo como si nada hubiera pasado.

A pesar del manto de nubes, el Sol hacía notar su presencia más que nunca ¿o quizás era sólo sensación suya? Una hora atrás había salido del edificio donde, tras un tedioso papeleo y un examen que a su parecer era una mera formalidad más, tuvo lugar una entrevista más larga de lo habitual. Le cayó bien la gente con la que habló a lo largo del día y, curiosamente, la persona más amigable fue la misma que le había provocado tanto nerviosismo.

Una vez roto el hielo no le costó sentirse cómodo en un ambiente tan desconocido para él e incluso congenió con su entrevistador, con el que terminó compartiendo batallitas aeronáuticas tanto de tierra como de aire. Es divertido ver cómo un tema tan mundialmente conocido da tanto que hablar... Y así, pronto se descubrío a si mismo explicándole cómo funciona la "Industry" a alguien quien por la apariencia le llevaba unas quince primaveras de ventaja.

El clásico apretón de manos cerró ese capítulo, aunque no alcanzó a saber si se trataba de una simple formalidad o si él también había disfrutado de la charla como si ésta hubiera tenido lugar en un pub, cerveza en mano.

"Call us in two days and we'll let you know what's going on"

Sentado en su vagón y escribiendo en su libreta, seguía pensando que le gustó más esa frase que el "ya te llamaremos" de toda la vida, aunque el significado gramatical parezca llevar a la misma espera. Tenía la sensación de que tras ese fin de entrevista tan poco clarificante también brillaba el Sol y viendo su rostro reflejado en el cristal del vagón al pasar el único túnel de su viaje, creyó que parte de ese brillo también se había instalado en su mirada.

Al día siguiente volvería a su puesto habitual, a seguir trabajando por dinero más que por placer. Pero esta vez con el presentimiento de que a su corazón de nuevo le crecían alas. Por ahora solo le quedaba relajarse y disfrutar del paisaje.

C.